Me torné en tren sin freno a toda máquina
entrando en un palacio de cristal,
un elefante ciego en el umbral
de un templo de vidrieras y cerámica.
entrando en un palacio de cristal,
un elefante ciego en el umbral
de un templo de vidrieras y cerámica.
He sentido el dolor descomunal
de estrellas ya apagadas, luces mágicas
ahogadas en las lágrimas más trágicas,
el alma a oscuras y en los ojos sal.
de estrellas ya apagadas, luces mágicas
ahogadas en las lágrimas más trágicas,
el alma a oscuras y en los ojos sal.
Ahora se calma el viento y la tormenta
cede el pulso al abrazo de la paz.
Cae la angustia rabiosa y virulenta.
cede el pulso al abrazo de la paz.
Cae la angustia rabiosa y virulenta.
La marea sosiega la ansiedad,
la ahoga en mis playas con caricia lenta.
¡Anida el alma en esta soledad!
la ahoga en mis playas con caricia lenta.
¡Anida el alma en esta soledad!
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