martes, 30 de octubre de 2018

La cura

No hay dolor tan profundo
que una suave caricia,
que una palabra amable
o que un gesto no calmen.

No hay herida tan grande
que un pétalo hecho beso
o un corazón desnudo
no cierren sin sangrarse.

No hay cicatriz que la memoria olvide.
No hay olvido que el tiempo no reclame.
No hay tiempo que el amor juzgue bastante.
No hay amor que no duela a quien lo pide.

Si tuviéramos horas, la ternura
cubriría todo el fondo del cielo
con estrellas de mar.

Si tuviéramos noches, los bosques de coral,
las anémonas-lágrima, los peces de cristal
detenidos al borde de ese beso
rozarían las pieles como espuma de ola.

Tómame el pulso, ondina.
El alma late al son de las mareas.
El tiempo está varado entre tus labios.
El océano rompe entre mis muros.
No duele la tormenta ya en mis ojos.
No duele ya el naufragio. Estoy curado...

No hay herida tan fría
que tu beso no inflame.

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