sábado, 11 de mayo de 2019

El ruiseñor


Dices que el amor pasa.
Todo pasa.
La flor que se marchita,
la juventud perdida,
la efímera belleza de la tarde
que el crepúsculo ahoga
para tornarla en noche.
Nada es eterno.

Dices que yo viajo
al interior del alma
con ventaja
mientras mi cuerpo sangra
por todas sus heridas
porque perdí el camino
hasta que un día
tu cálida mirada (paradoja)
me señaló la estrella polar.

Dices que no me vendes
un pasaje hacia el cielo,
que tan solo me inspiras
el desplegar mis alas.
O quizás no dices nada esta noche
y eres ese silencio impenetrable
en el que canta, mágico,
como si fuera la voz de la luna
creciente,
el ruiseñor.


Salvo el presente
(cuando sonríes)
nada es eterno.
Ni siquiera la oscura noche.
Ni siquiera el silencio...

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