sábado, 25 de mayo de 2019

Pedazos de mundo interior



Cultivaba los valles
más profundos del alma
con belleza tan frágil
que soñarla me hiere.

Me encerré en una isla
de música y estrellas
donde la luna impera
sobre todas las diosas.

Y cuando estuve solo,
completamente solo
enclaustrado en secretos,
mimando los silencios
en mi jardín de nácar,
el mar lo inundó todo
y vi claro, sirena,
que estabas allí dentro,
conmigo. Muy adentro. 

Y te lo entregué todo

y lo seguiré haciendo
aunque tú, incomprensible,
me devuelvas estrellas
y noches de concierto. 

Las dejaré escondidas
en soledades nuevas
que ya apenas deseo
por si alguna mañana,
Andrómeda, despiertas
y recuerdas los sueños
que aún te pertenecen.

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