sábado, 4 de mayo de 2019

Días de gata


Alguien robó el espejo.
Creyó que la belleza
no era sólo un reflejo. 
Creyó que la belleza estaba dentro,
que no era un juego fatuo
de la luz en tus labios.

Una gata con ojos de zafiro,
flor de loto encendida,
incienso y algodón.
Un tejo imaginario que despierta,
la llama, una caricia... 
"¿Estás cómodo?" - dices.
¿Es incómodo acaso el paraíso
cuando todo florece a medianoche? 

Soy el pavo real enardecido
que le robó a la lluvia el arco iris.
Soy el torpe relámpago que breve
ilumina tu rostro en las tinieblas
y lo torna más blanco que la sangre
de mil amapolas blancas.
No, adormideras no... ¡Amapolas!
Blancas como tus manos en mi pelo,
blancas como la luna cuando sueña.

Valeriana y orujo... 
Si despierto a tu lado
es porque no he dormido, 
porque para soñar
he de seguir despierto. 
Si tus ojos me besan
con la luz de la aurora 
no me pidas que deje de mirarte 
desde mi oscura noche de deseo. 

Déjame que me pierda entre tus muslos
y que jamás encuentre la salida
de este maravilloso laberinto. 
¡Fuera hace tanto frío!

Me voy, me voy a nado.
Nadando a través de tu cuerpo celeste,
besando cada órbita que giras
en torno a estrellas vivas, 
derviche circumpolar,
surcando el aire que respiras
sin dejar más estela que tus lágrimas.
Néctar divino, agua salada. 

¿Por qué lloras?
No sé. No sé. No sé.
¿Por qué no llueve? 

Al partir de tu abrazos
el cielo azul
sin nubes
me parece lo más vacío
que nadie ha visto nunca.

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