viernes, 23 de noviembre de 2018

Resaca de cometas

Desnuda ante una luna
herida por las nieblas del otoño
una princesa azteca, toda plata,
abrazó noches eternas y prohibidas
bajo un viejo árbol de agua.

Allí dejé mi esencia abandonada...
Mis labios en tus párpados regalándote un sueño
tan profundo como una caracola.
Los cometas quemaron nuestras pieles.
Te asomaste al eclipse de las almas
y respiraste el vértigo infinito.

La ciudad es rumor, escaleras y esquinas,
millones de miradas desconocidas
deslizándose como serpientes de asombro
por nuestras raíces centenarias.

El tiempo va robando las demás dimensiones...
Nos arranca el espacio que nos une
a lo largo y lo ancho del cariño
y debemos partir. Salir del paraíso,
dejar atrás el árbol bello y amargo que nos llama
hacia páramos de dulce soledad.

No te abandones nunca a la nostalgia...
Hay un vacío en tí maravilloso
y cabe en él un mar de sentimientos.

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