jueves, 15 de noviembre de 2018

Tras la tormenta


Sueño soñarte.
Huir por tus veredas
entre amapolas.

Las golondrinas
de mis ojos sedientos
bebiendo de tus lágrimas
gozo y memoria.

Todo está escrito
y todo por vivir...
!Qué paradoja!

Tras el tifón,
amanecer de perla
en las pagodas.

Viajo contigo,
alondra de mis noches,
en tus silencios
y en tus palabras-pétalo,
caricia en mi alma frágil
que se hunde en este anhelo
y desemboca en ti
luna tras luna.

Jardín dormido.
Tú eres la noche fresca.
Yo soy la enredadera.

Siento cercano
el rumor de las olas,
la divina presencia de tus manos
dando la vuelta a mi reloj de arena,
acariciando el tiempo y el espacio,
dibujando en mi mente caracolas.

¿Puede un ahogado
amar tanto las olas?
-le pregunté a una luna
que gritaba tu nombre.
Y tú me lo recuerdas,
abres flores de azahar
en mi memoria.

Sueño y sueño tenerte.
Tu corazón, granada,
abierto entre mis labios.
Tu piel en mis silencios.
Tu mirada en el lago
de mis ojos de pájaro.

Calmada la tormenta...
¡Qué bien se duerme ahora,
cuando el mar te susurra,
sirena, entre canciones,
las buenas noches!

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