jueves, 27 de diciembre de 2018

Budapest



Las alas de los cuervos, sus estelas,
llenan el aire y el paisaje herido
por el suave puñal de un arco iris.

Emperatriz, ¿dónde quedó el secreto
de la luz que robaste a tantas flores?
¿Se ahogaron los colores en el río?

Coronas, corazones, cormoranes...
El río sin rencor arrastra sueños
para escupirlos luego en mis orillas.

He dejado mis pasos en los puentes
para que el viento se los lleve lejos
y se fundan así con tus latidos.

Porque tu ausencia clama en un susurro,
ráfaga fría en las desnudas ramas
que aún custodia mi piel de tus caricias.

En las calles atlantes y cariátides
con sus almas de piedra en carne viva
cómplices me regalan sus miradas.

Sobre mis hombros toda esta belleza
sin tus ojos de fuego para amarla...
Desearía ser también estatua.


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