sábado, 9 de febrero de 2019

Decorazón



Hazme un jardín de té en el cielo
con tus brazos de bambú y rocío
abrazando mi mente como lago,
tornando en cristal todos los reflejos.

En un rincón del alma un arce rojo,
un ginkgo en mis otoños y en mis párpados
junto a la ventana abierta de tus ojos,
la luz del mar bañando mis estancias.

Salones íntimos donde la luz habita,
donde el pasado es piel de telaraña
y el futuro no viene de visita,
donde todo el espacio es un presente
y todas las paredes son espejos.

En el cuarto un altar para mí diosa,
con ofrendas de pétalos y estrellas,
una orquídea blanca como un lecho
enorme donde quepan diez mil noches.

Un edredón relleno de tus sueños,
una manta de auroras y caricias,
las estrellas colgadas de tus hombros,
las mareas prendidas en tu pelo.

Un incienso de sándalo y peonías,
la penumbra que invita a amar despacio,
Aromas de palacio en la cocina,
rayos de luna anclados en el patio.

No me pongas relojes, que me atrasan
las noches de la espera y me adelantan
las doce campanadas, Cenicienta.
No me pongas un techo en la mirada
que no sea el abrazo de tus sauces,
que quiero ver la luna entre sus ramas.

Allí con mi maleta de libertad abierta
quiero vivir.
¿Me abres? ¿Estás en casa?
¿O estás otra vez sola
jugando en el jardín
robando paraísos con tus ojos de niña,
escondiendo mi corazón del humo
tras la sala de autopsias,
donde los mitos vuelan mediodías,
donde nunca anochece ni amanece...?

Ahora
en tus manos vivas,
en este hogar soñado sin un límite,
mi corazón fugaz
late más fuerte.

No hay comentarios: