domingo, 3 de marzo de 2019

¿Cuerda o viento?


Musa, música, cuarto menguante,
las noches bajo el signo del león
encendiendo de flores los almendros,
los labios desatando tempestades
que esperaban dormidas en mi pecho.

Si tú fueras música en vez de agua fresca
para mis ojos sedientos de belleza
¿serías cuerda o viento?

A veces eres arpa de sirena,
a veces un rumor de caracola,
siempre una vibración de las cuerdas del alma
que desliza armonías o acordes imposibles
en la caja de resonancia de una cúpula celeste
que lo corona todo en mi memoria.
¿Serán nuestros latidos
cuando tu piel sublime se disuelve en la mía
y rompen en las olas al unísono
el ritmo de ese poema sinfónico
inspirado a los dioses para amarnos?
Florecemos, precoces o tardías
primaveras... ¿Qué importa?
Vivimos.

Sí, vivimos
andante, presto, adagio...

Andante cuando nuestras manos
unidas como el yin-yang de las teclas de un piano
juegan a recorrer aromas y sabores
por calles, playas, bosques o montañas
dentro o fuera del mundo o nuestros cuerpos. 

Presto cuando los labios aceleran
el paso que recorre la distancia
infinita del beso que comienza
con las bocas al borde del silencio
hasta el clímax o el éxtasis que rige el universo. 

Adagio cuando el tiempo se detiene
y no hay límite apenas para amarse,
cuando sólo esperar a que amanezca
justifica un abrazo o su nostalgia.

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