viernes, 22 de marzo de 2019

Guardián


Que nadie entre en la estancia
donde se desenvuelve
la flor de nuestras almas.

Que nadie nos despierte
del sueño de la vida
más allá de la muerte.

Que nadie abra una herida
en el seno del bosque
que desnudo respira.

Que nadie robe azogue
en nuestro espejo íntimo
de amaneceres cómplices. 

Que nadie borre el istmo
que ata mi pecho lleno
a la isla de tu abismo. 

Que nadie invoque el fuego
en el bosque sagrado
donde yo te venero. 

Que nadie rompa el pacto
que sellaron las aguas
con el cielo estrellado. 

Que nadie oiga palabras
que de tu labio al mío
son secretos de cábala. 

Que ningún viento frío
se lleve tus abrazos
a orillas de otro río. 

Que nadie, ningún pájaro
con malicia en el pico
profane ningún ginkgo
de los bosques paganos
en los que el mar ha ahogado
sus rumores prohibidos. 

Vigila, búho amigo
mientras duermo las horas
en que me siento vivo.

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