miércoles, 27 de marzo de 2019

Rosa y Vuelo


Una rosa y un vuelo.
La flor cortada y bella,
mi noche en tu cintura. 

Un masaje balsámico
recorre entre los pétalos
las vértebras del alma. 

En tus ojos cerrados
se adivina la espera
del beso que regresa
a tapizar su nido
de infinita ternura.

Despertar en tus brazos
es esconder la noche
en corolas fragantes
de blancas azucenas.

Entrar vivo en tu cuerpo
es dejar que el océano
me invite a lo profundo.
Flotabilidad cero.
El cronómetro muerto.
Amar el azul
sin lastre, sin tiempo.

Te siento respirar
junto a mi boca.
Eres como la voz
de las mareas.

Hay tormentas en mí
que no se aplacan,
que estallan en el clímax,
se incuban en la calma,
que me rompen las velas,
las cadenas, las anclas,
me arrancan las palabras,
me arrastran a tu costa
gritando tan callada...

Luego vuelo a una isla
donde tu ausencia pesa
doscientas atmósferas
en las diez direcciones
del espacio interior
en el que habitas.

Te he dejado una flor
que se está abriendo.
Siente mi corazón
en pleno vuelo.





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