viernes, 29 de marzo de 2019

Mar turquesa


Pierdo toda mirada
en este mar turquesa
roto por zambullidas de pelícano
y mástiles de falsas carabelas.
Las nubes rotas sueñan
con elevar su sombra
en columna hacia el cénit
y descargar tormentas
sobre los palmerales.

Y yo cierro los ojos
al pie de esa belleza
para evocar tus labios
como fruta madura,
para flotar inerte
en nubes de azahar
que inundan tu jardín
cuando amaneces,
para sentir caricias
que arrancan desde dentro
de ese espacio que el alma
nunca deja vacío.

Si un día desvanece
la esencia del cometa
recordaré su luz
llenando TODO el cielo.

Dime, Buda de viento.
Si no lo es este amor
en la distancia abierta
entre dos paraísos,
entre dos almas frágiles,
entre dos cuerpos,
dime, ¿hay algo eterno?

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